Buenos días a todos/as. Soy Noemí Sánchez Saavedra; directora de la Hospedería Hotel Eugenia de Montijo de Toledo y seré quien les acompañe en este Paseo con Historia por nuestro hotel boutique ubicado en el palacio de la emperatriz que hoy nos acoge, donde los ecos de su pelota, del acento francés y el olor a glamurosos perfumes aún impregnan nuestros sentidos.


Este palacio fue un regalo de boda que les hicieron a ella y a su ya marido Napoleón III.
El palacio está ubicado en la Plaza del Juego de Pelota, pues se puso este nombre en su honor, ya que se dice que la emperatriz jugaba a la pelota en esa plaza, al prestarse ésta para dicho juego por su forma rectangular y alargada.
Alojarse en la Hospedería Hotel Eugenia de Montijo supone realizar un viaje en el tiempo y trasladarse a otra época.
Este hotel es un museo en sí mismo. Cada estancia nos cuenta una historia… ¿Me acompañan a descubrirlo?
Lo primero que cabe resaltar es su fachada y estructura principal de estilo renacentista, que, aunque fechada en el siglo XVI, se han descubierto restos de construcciones y usos anteriores.
Hablar de Eugenia de Montijo es hablar de una mujer adelantada a su tiempo. De ojos azules y cabello rojizo fue un icono de la moda, la cultura y el arte.
No me queda más que darles la bienvenida a la Hospedería Hotel Eugenia de Montijo y desearles que disfruten del edificio y de la historia que se revive en cada rincón.
Iniciamos nuestro paseo en el Hall, conocido como “Patio de la Emperatriz” al ser éste el patio del palacio.
Vamos a fijarnos atentamente en sus suelos de mosaicos de mármol, en sus columnas, en su gran lucernario y en sus alfarjes de los siglos XIV y XVI, donde se aprecian los escudos de la nobleza toledana que también habitaron esta casa, y a continuación vamos a cerrar los ojos para imaginarnos un episodio de la gran vida social de la emperatriz vivida en este espacio, esas recepciones, esas fiestas, esas veladas nocturnas.


Asombra el gran tapiz de cristales bordados que preside la entrada principal del hotel con un elegante retrato de Eugenia de Montijo, ataviada con un traje masculino que muestra su valentía mientras Napoleón III Bonaparte se encontraba en la contienda, emulando el saludo y la bienvenida a todos los clientes que entran en su casa.

Para hacernos una idea de todos los complementos que se lucían en aquella época, la decoración hace un guiño a todos estos elementos; las plumas que llevaban los vestidos de la época se reflejan en el mostrador de recepción, las lámparas aludiendo a los collares de perlas utilizados y sus apliques a la prenda interior femenina utilizada para moldear sus cuerpos, el corsé, faldas de volantes, encajes Chantilly, mantillas.
Si nos adentramos en el Lobby, envuelto por una gran claridad y luminosidad, apreciaremos alusiones a los gustos estéticos de la emperatriz.
El azul turquesa es el color predominante en el hotel al ser el color favorito de Eugenia de Montijo, apreciándose éste tanto en los textiles como en las mesas, el cual fue el color que inspiró a Charles L. Tiffany para elegir el color oficial de su marca.
Imitando el vestidor de Eugenia de Montijo, nos encontramos el Dressing, decorado con multitud de espejos, biombos, pamelas, mesas “silhouette” y paredes pintadas con temas de paisajes, haciendo referencia a su gran afición por la caza.
Anexo a este maravilloso espacio, tenemos el Mazapán Corner, rincón dedicado a la emperatriz por su predilección por el dulce.
Les invito a que tomen asiento para que disfruten de la combinación de una taza de té con una degustación de uno de los dulces más típicos de la gastronomía francesa; el macarons, elaborado a base de almendras y mazapán, para que os deleitéis además con la materia prima toledana.


Después de esta “oda al dulce”, pasamos ahora al antiguo Torreón original del edificio, que actualmente alberga el restaurante del hotel.
Este restaurante, como no podía ser de otra manera, lleva por antonomasia, el nombre de Federico, en homenaje a su modisto de cabecera, Charles Frederick Worth.
En esta estancia, como puede apreciarse, se deja momentáneamente el color azul turquesa de lado, para dar paso a un verde británico de competición british racing, a fin de dotar el ambiente de ese aire inglés del padre de la alta costura.
Sus fogones ya están preparados para cautivarnos con las recetas tradicionales a base de productos locales.
De hecho, si agudizamos nuestro olfato, se pueden percibir los aromas de esos guisos ancestrales que nos resultan tan familiares.

También en el torreón, se sitúan dos Junior Suite: Tiffany’s y Chantilly, y la Suite principal; caracterizadas todas ellas por sus altos techos, su decoración de estilo francés, caracterizas por poseer doseles, tapicerías y mobiliario clásicos.
Así mismo, se observan grabados de pintores locales toledanos donde Eugenia de Montijo y la ciudad de Toledo se llevan la temática predominante.

A estas habitaciones tan especiales, han venido también clientes muy especiales, destacando a Carolina de Mónaco con Ernesto de Hannover.
Este suelo que ahora pisamos, formaba parte del alcantarillado romano fechado en el siglo I.
Durante las labores de rehabilitación y al intentar la construcción de un garaje y un spa en el subsuelo, aparecieron estos increíbles restos romanos, los cuales claro está, se han mantenido e integrado en la restauración.
Se han mantenido estas señas de identidad tan grandes y se ha intentado mantener esa esencia romana en su decoración.
Debemos dar las gracias a esta civilización, que nos dio las pautas para poder disfrutar de todos los beneficios que proporciona el agua a nuestro cuerpo…
Destacar que el agua, pertenece al patrimonio simbólico de todas las religiones y culturas, poseyendo un fuerte simbolismo y una dimensión sagrada.
El agua significa vida, energía divina, purificación y renovación. Les invito a que se relajen por unos instantes y nos deleitemos escuchando los sonidos del agua… ¿Maravilloso verdad?

Finalizamos aquí, este Paseo con Historia.
Les dejo que disfruten de las estancias del palacio, que antes solo podía disfrutar la emperatriz, pero que ahora ya tenemos todos la inmensa suerte de poder hacerlo también nosotros, bien sea alojándose, comiendo en su restaurante, tomando algo en su majestuosa cafetería o relajándose en su maravilloso spa. Hasta siempre, les espero.